Soy originaria de Poznań (Polonia), y fue allí donde comenzó mi aventura con el tango y el DJ. Desde hace años vivo en Ginebra, donde toco regularmente en milongas locales y regionales en Ginebra, Lausana y Friburgo. Sin embargo, cada vez que puedo, hago las valijas y me escapo a tocar en otros lugares: festivales, maratones o fines de semana tangueros en Europa. Pero mi corazón siempre me lleva de vuelta a los eventos polacos: a Poznań, Wrocław, Cracovia, y ahora, por segunda vez, regreso con alegría a Zabrze.
Bailo desde que tengo memoria, no me imagino un mundo sin música. No, no siempre fue tango, pero fue el mayor y más importante descubrimiento para mí, en lo musical, lo dancístico y lo social. Al elegir la música, pienso principalmente en las emociones y en las posibilidades de baile que genera. Me gusta imaginar que cada milonga es una historia única, un encuentro efímero que se repite una y otra vez, pero que siempre es diferente. Siento que creo el marco para las historias que se están escribiendo en la pista de baile, y espero que cada persona se lleve aunque sea una parte de ellas a casa. Como muchos, amo la Época de Oro, aunque también suelo explorar más allá de sus límites. Como DJ, voy a la milonga con la misma actitud que cualquier tanguero: para ver qué historia podemos escribir juntos esta vez.